sábado, 26 de abril de 2014

EL IDOLO 
(Eduardo Galeano)

Y un buen día la diosa del viento besa el pie del hombre, el maltratado, el despreciado pie, y de ese beso nace el ídolo del fútbol. Nace en una cuna de paja y choza de lata y viene al mundo abrazado a una pelota.
Desde que aprende a caminar, sabe jugar. En sus años tempranos alegra los potreros, juega que te juega en los andurriales de los suburbios hasta que cae la noche y ya no se ve la pelota, y en sus años mozos vuela y hace volar en los estadios. Sus artes malabares convocan multitudes, domingo tras domingo, de victoria en victoria, de ovación en ovación.
La pelota lo busca, lo reconoce, lo necesita. En el pecho de su pie, ella descansa y se hamaca. Él le saca lustre y la hace hablar, y en esa charla de dos conversan millones de mudos. Los nadies, los condenados a ser por siempre nadies, pueden sentirse álguienes por un rato, por obra y gracia de esos pases devueltos al toque, esas gambetas que dibujan zetas en el césped, esos golazos de taquito o de chilena: cuando juega él, el cuadro tiene doce jugadores.
-¿Doce? ¡Quince tiene! ¡Veinte!
La pelota ríe, radiante, en el aire. Él baja, la duerme, la piropea, la baila, y viendo esas cosas jamás vistas sus adoradores sienten piedad por sus nietos aún no nacidos, que no las verán.
Pero el ídolo es ídolo por una rato nomás, humana eternidad, cosa de nada; y cuando al pie de oro le llega la hora de la mala pata, la estrella ha concluído su viaje desde el fulgor hasta el apagón. Está ese cuerpo con más remiendos que traje de payaso, y ya el acróbata es un paralítico, el artista una bestia:
-¡Con la herradura no!
La fuente de la felicidad pública se convierte en el pararrayos del público rencor:
-¡Momia!
A veces el ídolo no cae entero. Y a veces, cuando se rompe, la gente le devora los pedazos.

sábado, 5 de abril de 2014



No puedes negarlo y el tiempo pasó
y aun estamos extraños cuando nos miramos los dos.
Aunque no te vea, te imagino
doy abrazos al viento invocando a tu figura.
No puedes negarlo aun recuerdo tus ojos
recuerdo un te quiero que escuche de tu voz.

Y no me digas que no te diste cuenta
cuando te mire aquel día.
Y no me digas que no te diste cuenta
cuando te mire aquel día.

Cuando me viniste a saludar, no ocultes la verdad
es verdad, me atrapo tu figura
archive tu silueta en mis pupilas
me guarde tus besos y caricias
te busque y aun lo sigo haciendo
pero no encontré otra como tú.

Y no me digas que no te diste cuenta
Cuando te mire aquel día.
Y no me digas que no te diste cuenta
Cuando te mire aquel dia, no me digas que no.

Gustavo Girardi


AMAR SIN NADIE
 
Y decirte que te extraño sonaría un poco cursi y decirte que te quiero tal ves un poco más y decirte que te pienso ¿como sonora? Que te necesito aca bien cerca para poderte abrazar, para respirar lo mismo que respiras y para mirarte al hablar. Extrañarte es una debilidad, que solo se alivia cuando podemos hablar, quererte un sentimiento que florece cuando te tengo a la par.



Gustavo Girardi