lunes, 11 de julio de 2016

A-mar

El - ¿Escuchas?

Ella - ¿Qué?

El – El mar, las olas rompiendo en la costa.

Ella – Escucho eso y las gaviotas que vuelan sobre nosotros.

El – Que maravilla, que inmensidad.

Ella – Somos como un granito de arena.

El - ¿Por qué lo decís?

Ella – Fíjate (junto arena entre sus manos) un granito es insignificante entre tanta arena.

El - ….

Ella - ¿No decís nada?

El – Es que me quede pensando, vos sabes muy bien que pienso mucho.

Ella – Lo se. Por eso cuando piensas me encanta mirarte.

El – Tenes razón, somos tan pequeños en esta inmensidad.

Ella – Demasiado pequeños.

El – Pero hay cosas que me hacen sentir como Godzilla.

Ella - ¿Cuáles?

El – Estas por ejemplo, ¿o me vas a decir que no?

Ella – La de estar mirando el mar, si lógico.

El – No me refiero solamente el mirar el mar. Sino también a nosotros.

Ella – (Apoyo su cabeza en el hombro de el)

El – Cuando estamos juntos todo deja de ser insignificante.

Ella – Dejamos de ser granitos de arena.

El – Somos mas inmensos que el mar.

Gustavo Girardi 

viernes, 1 de julio de 2016

Estoy quemando toda una manera de vivir, de la misma forma que otra manera de vivir se quema ahora en la tierra. Perdonadme si os hablo como un político, pero al fin y al cabo soy un ex gobernador; un gobernador honesto, por eso me odiaron. La vida en la Tierra nunca fue nada bueno. La ciencia se nos adelantó demasiado, con demasiada rapidez, y la gente se extravió en una maraña mecánica, dedicándose como niños a cosas bonitas: artefactos, helicópteros, cohetes; dando importancia a lo que no tenía importancia, preocupándose por las máquinas más que por el modo de dominar las máquinas. Las guerras crecieron y crecieron y por último acabaron con la Tierra. Por eso han callado las radios. Por eso hemos huido...
Hemos tenido suerte. No quedan más cohetes. Ya es hora de que sepáis que esto no es una excursión de pesca. He ido demorando el momento de decirlo. La tierra ya no existe; ya no habrá viajes interplnetarios, durante muchos siglos. Aquella manera de vivir fracasó y se estranguló cn sus propias manos. Sois jóvenes. Os repetiré estas palabras, todos los días, hasta que entren en vosotros.
Hizo una pausa y alimentó el fuego con otros papeles.
Estamos solos. Nosotros y algunos más que llegarán dentro de unos días. Somos bastantes para empezar de nuevo. Bastantes para volver la espalda a la tierra y emprender un nuevo camino...
Las llamas se elevaron subrayando lo que decía papá. Y luego todos los papeles desaparecieron, menos uno. Todas las leyes y creencias de la Tierra fueron unos pequeños monticulos de ceniza caliente que pronto se llevaría el viento.
Timothy miró el último papel que papá arrojaba al fuego. Era un mapa del mundo. El mapa se arrugó y retorció entra las llamas, y desapareció como una mariposa negra y ardiente. 

(fragmento de Crónicas marcianas)