Y ahora la
pregunta sin respuesta o si pero sin ganas de escucharla o escucharlas porque
puede que tenga varias de esas que nos llevan a reflexionar hasta que salga
humito del cerebro, que nos hacen pensar y repensar para que todas esas
conclusiones nos lleven nuevamente a la pregunta de fondo:¿Cuantas veces más
insistir en lo mismo? Como si de allí obtuviéramos algo positivo cuando en el
fondo: vos y yo sabemos que ahí no es. Pero nos vamos y volvemos en este “juego”
de auto-tortura, nos vamos como quien se va de vacaciones y luego regresa al
caos y nos urge otra pregunta ¿Cuándo irse para no volver? Para probar nuevas variantes,
tomar nuevas rutas, que nos acerquen más a lo soñado; somos el animal que
tropieza cuantas veces con la misma piedra. Porque en esta postura de no
analizar las respuestas, nos evitamos el análisis profundo que provocaría el
desgaste personal. Pero igualmente sabemos que todo análisis que ahora
evitamos, posiblemente nos van a obligar a tomar la decisión que aun no
tomamos, la de una vez por todas dar el portazo y salir volando.
Pd: no me
refiero a un amor, me refiero a decisiones de la vida.
Gustavo Girardi