viernes, 22 de enero de 2010


Como postal La Boca, pero por un instante los colores de los conventillos se trasladaron a pintar los corazones de las miles de personas que llenaron la Bombonera. Se sentía por el aire un olorcito a esas noches que no se van a olvidar muy fácilmente; y fue así nomás, miles de colores inundaron los corazones, de una Boca magnifica, el clima lo pone el entorno, no hubiera sido lo mismo que el recital se desarrollara en otro escenario (lastima que será la ultima Bombonea según los dichos del propio Joaquín), pero para que poner un negro ante tantos colores que se vieron ese noche, mejor volver a lo que fue un concierto magnifico, redondo. Todo a la altura de un show inolvidable, quedo sellado para siempre el amor mutuo que hay entre el español, cada día mas argentino y por este publico que siente y vive las canciones como no se vive en ninguna parte, el miércoles parecía que se venia el mundo abajo, una misa interminable, ni el calor podía con las miles de personas, que por momentos las gotas de transpiración se mezclaban con alguna lagrima en aquellos temas que tan acostumbrados nos tiene Sabina. Hay veces que no se puede explicar lo que se siente o no encuentre las palabras, pero basta con mirar al cielo y girar la cabeza a la redonda y mirar todo el público cantando emocionado, para darse cuenta que entre tipo y nosotros hay algo personal. Fue una noche mas, una noche de bodas y una luna de miel en el cielo, nuevamente se comprobó que la Bombonera no tiembla, Late. Y esta vez latió por Joaquín Sabina.

Gustavo Girardi

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