jueves, 14 de abril de 2011


CUANDO APRIETA EL FRÍO

Viajero que regresas a esa ciudad del norte

donde una dulce nieve empapa la razón,
donde llegan lo barcos cargados de preguntas
a muelles laboriosos como mi corazón.
Háblale de mi vida las autopistas negras
que atraviesan volando mi terca soledad,
de esa gente que pasan por la calle llevando
mi pensamiento al otro lado de la ciudad.
Cuando de ella y de mí queden solo estos versos
los hoteles que un día quisimos compartir
los coches aparcados sobre nuestros recuerdos
la Glorieta de Atocha donde la conocí.
Dile que estoy parado al final de mi mismo
igual que un aduanero sin nadie a quien multar,
como un autoestopista debajo de la lluvia,
como la menopausia de la mujer fatal.

Y dile que la echo de menos
cuando aprieta el frío
cuando nada es mío
cuando el mundo es sórdido y ajeno
que no se te olvide
es de esas que dan siempre un poco más
que todo y nada pide.

Cuéntale que la extraño y que me siento seco
igual que un presiente dentro del autobús,
como una Kawasaki en un cuadro del greco
igual que un perro a cuadros, igual que un perro azul.

Y dile que la echo de menos
cuando aprieta el frío
cuando nada es mío
cuando el mundo es sórdido y ajeno
que no se te olvide
es de esas que dan siempre un poco más
que todo y nada pide.

Y dile que la echo de menos...
...que no se te olvide
es de esas que dan siempre un poco más
que todo y nada pide.

Sabina

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