lunes, 17 de octubre de 2011

Y me quedo sentado en el cordón de la vereda, tirando piedras a la zanja. El ruido de un colectivo, el claro cantar de los pájaros y el reparto de diarios le dan a uno la señal que hoy es domingo. De golpe cerramos la puerta con dos vueltas de llave y antes de acostarnos nos toca pensar. Como si de alguna manera y en algún lugar tenemos que dejar la huella de lo que gira en nuestro interior, tomamos un cuaderno, y es en esta hoja de papel, que luego se va a trasportar al blog seguramente, donde empezamos a escribir. Lo cierto que los ojos no pretenden cerrarse todavía y al mismo tiempo tienen ganas de permanecer cerrados un largo tiempo. Será que uno anda con ganas de “guardarse” Que al igual que cerramos la puerta de entrada, uno pretende cerrar la puerta de la vida. Ya no hay ganas de abrirla para salir afuera, para tratar de encontrar lo que buscamos en algún sitio. Hoy la idea que mejor sienta es la de cerrar la puerta y esperar que alguno venga a golpear y poder encontrar eso que ando buscando. No es fácil cuando parece que todo lo que llega tiene la dirección equivocada, algunas se dan cuenta rápido y otras permanecen un tiempo porque saben la persona con la que se encuentran. Pero al fin, el mismo final. Dejan la puerta entre abierta y se marchan. Por eso la decisión de permanecer cerrado este tiempo. No se si será lo correcto, pero si tengo en claro que como hasta ahora uno no puede seguir. En algún momento alguien tocara la puerta y la cosa comenzara a ser diferente. Ojala la dirección que le den a esa persona sea la correcta. Y este en casa para poder atender.

Gustavo Girardi

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