Gracias Andrés, a veces no alcanzan las palabras para
definir lo que sentimos. Cuando pasa eso solo basta con mirar los brazos en
alto, los aplausos, las caras de emoción, las lágrimas y las sonrisas de miles
y miles que pisaron el Hipódromo el sábado.
Gracias por la generosidad de usted y su banda, por su
entrega, por su emoción y dedicación. El “generoso” como usted mismo nos llama
nota y agradece ese respeto (mutuo) que baja desde el escenario.
La noche conspiro para que se produzca una atmósfera ideal.
Que nos llevo a vivir uno de los mejores recitales en años, de esos que
quedaran archivados en los cajones de la perfección.
Salud por su año, reciba usted un abrazo eterno y largo como
a los amigos que ya no están.
Gustavo Girardi
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