No hablar
de los inundados significa ignorar un rato la cruel realidad. Nuestros pies están
con medias secas, mientras varios argentinos los mantienen mojados. Pero además
sienten un frio ajeno a las consecuencias del agua y el clima. Ese dolor que
mañana podemos llegar a tener nosotros, el de un ignorado por quienes tienen
que cuidarnos. No se pueden echar culpas cuando la gota rebalso el vaso pero si
buscar soluciones para empezar a tomarnos las cosas a pecho, vaciarlo y
evitarlo a futuro. Todas las mañanas tengo un nuevo folleto del intendente de
turno buscando su relección pero las obras no se hacen, cada mediodía pasa el avión
que postula al nuevo candidato del oficialismo para la intendencia, pero todo está
día a día más abandonado y cada tarde encuentro un nuevo volante debajo de la
puerta del partido opositor prometiendo cosas, pero olvidan el deber de
cumplirlas cuando ganan y gobiernan ellos. Las únicas manos que ayudan son las
del pueblo, gana de nuevo la solidaridad.
Gustavo Girardi
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