viernes, 30 de julio de 2021


 

A-mar

Lucio Galo

 

  ¿Escuchas Anto?

  ¿Qué?

El mar, las olas rompiéndose en la costa.

Escucho, también las gaviotas vuelan sobre nosotros.

¡Qué maravilla! ¡Cuánta inmensidad! El sol se iba perdiendo en el horizonte, despidiéndose minuto a minuto.

Somos como un granito de arena.

 ¿Por qué lo decís?

  Fíjate recoge arena entre sus manos

 — (…)

¿No dices nada?

Es que me quedé pensando, sabes muy bien que pienso demasiado.

Lo sé.

Tienes razón, somos tan pequeños frente a tanta infinidad.

¡Demasiado pequeños! La fuerte brisa provocó que un mechón de pelo cubriera parte del rostro de la chica. Se miraron y ella sonrío, acto seguido la misma sonrisa se calcó en el rostro de Juan.

  Pero… hay cosas que me hacen sentir como Godzilla.

¿Cuáles?

Estas son un claro ejemplo ¿Dirás que no?

La de estar mirando el mar, evidentemente.

Me refiero a nosotros. La chica apoyó su cabeza en los hombros del muchacho

Cuando estamos juntos todo deja de ser insignificante.

Dejamos de ser granitos de arena.

  Si de algo estoy seguro, es que somos más inmensos que el mar.

 

El sol ya estaba oculto, la playa desolada. Ambos pasaron a ser el centro de la escena iluminados por la luz de la luna, las miradas ancladas al mar, sintiendo profundamente lo que creían verdadera inmensidad.

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