DOCTOR RENÉ FAVALORO
Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la
larga te lo hacen pagar.
Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo
controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días
fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular.
El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo
mismo.
'¡La leyenda, la leyenda!'
Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta
mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos
gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo
esto no se perdona, por el contrario se castiga.
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis
colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en
Jacinto Arauz. Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don
Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco
de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre
bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me
recuerden así.
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis
cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles. Un abrazo a todos
René Favaloro
RENÉ FAVALORO
14/07/1923-29/07/2000
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