sábado, 28 de junio de 2025


 

Como el ovillo de lana, con el cual jugaba mi gata. Tan redondo, tan enredado. Conservo tantos sueños y recuerdos; enredados. Enredados en mi mente, en mi alma. La mano se sumergió en el bolsillo y fue sacando uno a uno esos recuerdos y volvieron a pasar por el corazón. Aquellas tardes de verano jugando con las bombuchas y baldes de agua en el pasillo de mi casa. Esos helados en palito con mi abuela en su patio. Las vueltas manzana en bicicleta. La bermuda blanca con la remera de Alf. Los días en la quinta, trepando a los árboles, llegar lo más alto posible y suspendido en una rama en las alturas lograr la sensación de nunca poder ser alcanzado. Quizás de ahí vienen mis sueños de volar, volar a metros del suelo, como un poder propio, yo volar y ser distinto a ustedes. Mi niñez, imaginando un futuro y mi futuro que se vuelve tan presente, mi presente que se vuelve tan distinto al imaginado en mi pasado. Pero aquí vamos, soñando, volando, aterrizando.


Gustavo Girardi

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