¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Acá estamos, hasta la luna parece esconderse en esta noche, abrigándose del frío en alguna nube. Dicen y soy de los que piensan que solo nos queda soñar y es hacia ese camino donde me dirijo: a intentar soñar con otras cosas que ilusionen el corazón. Pareciera que la chispita se enciende de nuevo en ese músculo que bombea sangre, esperemos que lo que esta vez encienda sea una llama que perdure y que no termine quemando al mismo corazón.
Gustavo Girardi
domingo, 15 de agosto de 2010
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