sábado, 11 de junio de 2011


GRACIAS MARTIN PALERMO

Y de repente la puerta del vestuario que se abre y en un rinconcito, alejados y sin ganas de ser vistos, algo así como tímidos se podría decir (aun sin ser personas), pero con sentimientos propios se encuentran un short, unas medias, un par de botines, una remera y una cinta de capitán, como que hasta la ropa se da cuenta que hay algo “raro” en el aire de La Bombonera. Como que hasta su indumentaria en particular huele una sensación de sentimientos encontrados, que van desde la nostalgia, alegría, tristeza e innumerables sentimientos mas. Pero se esta acercando la hora y ahí entran todos, uno a uno los jugadores, que tampoco son ajenos, vaya si la propia camiseta lo sintió, como lo van a sentir ellos sus propios compañeros y mas atrás como ultimo de la fila y sin querer entrar a vivir ese momento (que todos sabemos que va a ser el ultimo), aparece El. Y el se va a su lugar, se para por un instante, respira profundo, cuelga el bolso de un perchero y se empieza a cambiar por ultima vez. Y se pone el short y mientras sube por sus piernas largas ya por su cabeza se cruza el primer día que debuto oficialmente en el fútbol. Con el Pincha un 5 de Julio del 92, en un cero a cero contra San Lorenzo. Y siguen las medias, los botines y el recuerdo de su primer gol con la camiseta de Boca a Independiente por la Supercopa. Y el Capitán se para, se calza la camiseta numero 9 y luego la cinta, por un segundo su corazón se paraliza, es el comienzo del final, se da cuenta que es la ultima vez en ese vestuario, la ultima vez que va a encabezar la fila a medida que suba por las escalinatas del túnel, la ultima vez que se iba a mojar con la botellita de agua la cara e iba a asomar al campo de juego. Y ahí que te puedo decir, millones de imágenes y goles corrieron por su cabeza, aquel a River por la Libertadores 2000, el gol a Perú por las eliminatorias, el del Mundial a Grecia e innumerables mas, porque si de goles hablamos quién mas que el. De golpe el vestuario se vacío, quedo solo, lo invadió el silencio, pero miro al cielo, respiro profundo y salio camino a la cancha, por los pasillos de la Bombonera, sentía a la gente, el clima era especial y era por el, llego a la boca del túnel y luego de unas palabras con sus compañeros fue subiendo uno a uno los escalones, la botellita de agua como ya es costumbre utilizada para mojarse la cara y ahí esta asomando su cabellera rubia y una lluvia de papelitos que invadió y el canto de la gente, no tardo en sonar el Palermo, Palermo!!… y las lagrimas no se hicieron esperar, cuando todos se ubicaron en sus puestos, sonó el silbato y la pelota empezó a rodar, con un condimento especial, eran los últimos minutos de Palermo con la camiseta de Boca. Luego que mas le puedo contar, son cosas que se sienten y ahí una imagen vale mas que mil palabras. Las lágrimas y el Palermo Palermo!!... se mezclaron. Y al final de la noche un aplauso unánime y un GRACIAS ETERNO despidieron a MARTIN PALERMO.

Gustavo Girardi

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