miércoles, 1 de agosto de 2012

 Seguir viviendo sin tu amor
(de la pelota al número 10)

Se me terminaron las vacaciones, este fin de semana a trabajar. A esta altura cuesta arrancar, si bien ya estaba un poco incomodo en el cesto con el resto de los compañeros todo desinflado, les aseguro que prefería quedarme ahí un tiempo mas. Eso que ustedes no se imaginan la sensación que uno tiene el día de los partidos, flamante, inflado, brillante, esperando que el arbitro pase a buscarlo, vas sintiendo desde el vestuario el latir de la gente, los cantos y llega el momento: vas subiendo por la escalera, te vas asomando a la boca del túnel (siempre en manos del referí) y salís a la cancha! En ese momento hasta te “desinflas” para usar una metáfora, te sacas una presión de encima, te sentís a gusto en tu casa, lista para rodar y ser tratada de la mejor manera y mucho mas en aquellos partidos que del lado del equipo rival venían buenos jugadores, igual ya saben que con el cariño que me da mi jugador a mi me alcanza y me sobra, tenia para guardar y archivar infinidad de jugadas, momentos, etc.
Pero les sigo contando ya no tengo 20 años, estoy muy cerca de jubilarme y seguía laburando porque me motivaba el hecho de trabajar en La Bombonera. Pero desde que me entere de su decisión las cosas que se cruzaron por mi cabeza. Les aseguro que son infinitas, innumerables, hubiera preferido que se suspenda el campeonato por… por... que se yo porque decidan desde AFA que al fútbol a partir de este torneo de juegue con pelotas naranjas o mas grandes o de tenis, mira la barbaridad que te digo. Lo cierto es que no quería salir de ese cesto, no quería ser inflada, no quería volver a rodar. Y eso que soy un afortunado en mi carrera, nací en Valentín Alsina y debute en la cancha de El Porvenir allá por el año 95 y al tiempo calculo si la memoria no me falla, en al año 97 llego un tal Garrafa Sánchez, ósea que de pibe ya aprendí a saber lo que era que lo traten bien a uno. Y se podría decir que fui afortunado porque a partir de ahí, fui siempre a lugares donde tenia uno minimamente que me trataba bien. Por ejemplo en el 98 me pasan a Lanús, con el cañito Ibagaza, Hugito Morales, seguía teniendo esa fortuna de la que les hable. En el medio de mi llegada a Boca (impensada por aquellos días) tuve pasos por varios equipos de Brasil y vuelta a la Argentina, el destino era Estudiantes, mediados del 2005 y al año siguiente volvió la Brujita, vieron que fui un afortunado, la alegría que tenia. De ahí en más busque la forma de terminar mi carrera hasta que me jubile en ese club que mejor que con Veron pensaba.
Pero años más tarde surgió la posibilidad de ir a Boca. Y vieron como es cuando te llama tamaño club, uno no se puede negar, deja todo. Se olvida de su edad, vuelve a vivir, cambia de planes, es un giro de 360 grados en la vida y allí fui y me esperaba diez de la hostia. (Al que siempre admire) Ahora si me iba a retirar de la forma soñada, más aun cuando faltaban dos años para ese día o casualidad coincidía con el fin del contrato de este muchacho, mejor imposible. ¿Que podía arruinar la llegada de esa fecha? Nada.
Nada era la respuesta, hasta que me encuentro con el mal trago después de la final de su decisión de dejar Boca. Escuchar de la boca de Román esas palabras, me producían tantas cosas, sentía que  me desinflaba poco a poco, les juro que hasta llore, entre a preguntarme si era realmente verdad lo que veía y escuchaba, llame a un compañero, le grite a ver vos veni para aca! si vos: “Haceme un favor pellízcame.” Por un instante me quedo sin aire, siento que me voy a morir, respiración boca a boca, auxilio! Por suerte una ráfaga de viento me permitió volver a respirar, costaba creer que una semana antes, ante el Corinthians había sido la última vez que había compartido la cancha con el 10. Me fui a dormir creyendo o haciéndome creer que todo era un sueño, pero me desperté y las noticias me hacían nuevamente ver la realidad.
 A un mes de ese día que maldije tener odios para escuchar lo que estaba diciendo, no soy el mismo se lo juro. Es como que ahora la fecha que siempre marcabas en rojo en el calendario, la del inicio del campeonato, ahora no queres que llegue. No la miras y le sonreís, ahora la miras y te entristeces. Mi familia me mira y me nota muy triste. Es que es inexplicable el hecho de estar ahí el día domingo flamante, inflado, brillante. ¿Para qué? si no es con el. ¿Con quien me voy a divertir? Antes sabía que cada pase me depositaba en los pies o en el pecho de una camiseta azul y oro, de que en cada centro era cabeceado por un jugador de Boca. ¿Quien me  va a acomodar en cada tiro libre y me va a dar un beso? (Ojo que no se mal interprete, tengo familia y soy bien machito) ¿Pero como el me cuida quien? ¿Quien otro me podrá cuidar y tratar así?
Pensé en retirarme y también, pensé en los partidos donde me agarre el bajón que hacer. Y se me ocurrió que en el mas mínimo despeje no volver, salir dirigido a la tribuna visitante y que ahí en el medio de los violentos me linchen con un cuchillo, o pensé en ponerme flojito cuando va a trabar el flaco Schiavi  "pincharme" o hasta otra idea fue la de desinflarme de a poquito y sentirme aliviado cuando alguno reclame el “cambio de pelota juez”
Pero no queda otra tengo que laburar, es argentina no puedo darme esos lujos y tengo familia. Así que tendré que imaginarme que todo fue un sueño, acostumbrarme a este cambio y el fin de semana cando vuelva al ruedo salir como si el sigue flotando en el aire, como si el esta, es difícil, es como el primer amor que nunca vas a olvidar, pero voy a intentar seguir siendo la misma, tratar de refugiarme en los pies de algún otro elegido, aunque se que es difícil. Por eso les aseguro que yo voy a ser la primera en extrañarlo, pero tengo la esperanza que en estos dos años antes de jubilarme vuelva a compartir una cancha con el.
Volve, yo te extraño Román, la número cinco.

Gustavo Girardi



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