martes, 26 de agosto de 2014
Cien años de un Cronopio que logro formar un jardín en el alma de cada uno de sus lectores, de esa piedrita inevitable en el zapato que nos molesto de la mejor forma, para estar con él por siempre, jugando como niños a la rayuela. Desde la tierra, hasta escalar número a número para llegar al cielo. Lugar desde donde nos mira, hace ya varios años, admirar su poesia y sus obras eternas en cada rincón del planeta. Sitios donde los cronopios juegan y sueñan y cada uno dentro de sus rumbos espera encontrar una flor para formar su propio jardín.
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